Los caballos no disfrutan el ser obligados a tirar durante todo el día cargas de hasta tres veces el peso de su cuerpo a través del centro de la ciudad de Mérida.
Como cualquier otro ser vivo necesitan descanso, no pueden estar todo el día de pie; es antinatural. Así como tampoco es natural que vivan en las ciudades ya que muchas veces sufren de enfermedades respiratorias porque inhalan emisiones contaminantes, y desarrollan problemas crónicos que debilitan sus piernas por deambular en superficies duras. En algunos casos, incluso han caído muertos por insolación después de trabajar durante el abrasador calor y la humedad del verano.
Estos nobles animales necesitan vivir en praderas, donde puedan correr y sentir la grama bajo sus patas.
Juntos ayudemos a prohibir esta cruel práctica. Muchas ciudades han prohibido ya los carruajes tirados por caballos.