Es muy difícil imaginar qué tipo de intelecto humano, enfermo y retorcido, puede disfrutar con esta práctica, casi psicópata donde las haya. Es más difícil aún poner todo este paquete sádico debajo de la alfombra de la cultura. ¿A dónde vamos en este país con estas tradiciones miserables? Imagínate entre ese gentío vociferante, ante un animal sangrando lleno de heridas, acribillado, mugiendo de dolor y de espanto. Haz algo por él.
"Una muchedumbre de bárbaros, armados con lanzas medievales terminadas en afiladas hojas de 33 centímetros de longitud, persiguen a un toro por el campo, hundiendo las terribles lanzas en cualquier parte del cuerpo del animal, que muere después de un cruel martirio y un sufrimiento terrible". (ANPBA)
Rodanero, Toro de la Vega 2004 CÓMO LO DEFINEN "ELLOS"
"Las fiestas mayores de Tordesillas se celebran la segunda semana de Septiembre. Se hacen en honor a Nuestra Señora la Virgen de la Peña [...] El día más grande es el Martes, cuando se corre el famoso "Toro de la Vega". Este tradicional, famoso y único en el mundo espectáculo taurino viene celebrándose desde hace siglos. El Toro de la Vega es, además, la pervivencia de uno de los rituales taurinos más antiguos y únicos de España: El Alanceamiento del Toro [...]. Para ello se pone mucho cuidado en escoger un buen ejemplar, de por lo menos 500 kilos de peso y varios años de edad que además haya procreado, y desde luego, tenga estampa.
"[...] Atravesando el puente, el toro se enfrenta a su suerte. Al otro lado le esperan caballistas y peones provistos de lanzas que no pararán hasta matarle a través de un espacio acotado de la amplia vega que se extiende al otro lado del río. Este Torneo se rige actualmente por unas normas establecidas por el Ayuntamiento de Tordesillas, que básicamente consisten en la prohibición de intentar abatir el toro hasta que no llega a una zona delimitada a tal efecto y la total prohibición del uso de cualquier vehículo a motor en la zona del Torneo.
"El afortunado que haya conseguido darle al lanzazo mortal tiene el derecho de arrancar los testículos al toro y mostrarlos orgulloso en el extremo de su pica. (Desde hace varios años, esto último no se permite, aunque algunos bestias lo intenten). El Ayuntamiento otorga al ganador una insignia de oro y le obsequia con una lanza de hierro forjado.